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La prehistoria de un pabellón: Venezia, Catalunya. 2009

Josep Bargalló
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Josep Bargalló

A principios de 2007, el Área de Creación del Institut Ramon Llull se planteó la posibilidad de contar con presencia propia en la convocatoria de 2009 de la Exposición Inter­nacional de Arte de la Bienal de Venecia. Sin duda alguna, la Bienal es la gran cita internacional del arte contemporáneo. Lo es por su trayectoria histórica, centenaria, pero lo es también porque, todavía hoy, a pesar de la aparición de otras convocatorias con la misma voluntad, sigue siendo uno de los focos de atención más relevantes para la crítica –especialmente para la europea y la norteamericana–, el punto de atracción de multitud de visitantes durante los meses en que sus pabellones permanecen abiertos, desde junio hasta noviembre, cada dos años...

Bien es cierto que, en las últimas décadas, un importante número de artistas catalanes –y también de críticos y comisarios– han participado en varias ocasiones en algunos de los pabellones de la Bienal, mayoritariamente en el Pabellón de España, pero también, y muy significativamente, en los de otros estados y en la denominada “Exposición Internacional”. Artistas ya consolidados, emergentes de proyección segura. Pero la voluntad del Institut Ramon Llull no era –no es– únicamente la de presentar artistas catalanes –de Cataluña este año, de Cataluña y Baleares en las próximas ediciones–, que también, sino, fundamentalmente, la de abrir un observatorio permanente del estado de las artes visuales en nuestro país, dar a conocer las propuestas innovadoras, no presentar los artistas de un modo aislado, sino mostrar, a su vez, el contexto de su creación.
Durante los diferentes actos de apertura de la Bienal de 2007, a principios de junio, el Área de Creación del Institut Ramon Llull plantea, de forma oficiosa y tras varias tomas de contacto previas, la participación de Cataluña con un pabellón propio, que responsables de la organización confirman como posible.

De hecho, la Exposición Internacional de Arte de la Bienal de Venecia consta de tres secciones: los llamados “Pabellones Nacionales”, conformados por los estados que poseen pabellones permanentes en los giardini y por los estados que presentan sus muestras en diferentes espacios del centro histórico de Venecia; la “Exposición Internacional”, formada por una selección de obras de artistas de diversa procedencia y nacionalidad que escoge el comisario (director artístico) nombrado en cada edición por la Bienal, y que tiene lugar en dos espacios: el arsenale y el pabellón Italia; y los Eventi collateralli, compuestos por muestras organizadas por instituciones internacionales –sin ánimo de lucro– de reconocido prestigio en el ámbito del arte y la cultura, que se ubican –como muchos pabellones– en diferentes espacios del centro histórico de Venecia, entre los cuales, en los últimos años, se han ido introduciendo, con reconocimiento específico, pabellones de territorios con identidad propia, como Escocia, País de Gales, Irlanda del Norte y Taiwán, organizados por instituciones públicas de estos países. Para participar en los Eventi collateralli, las instituciones candidatas deben presentar un proyecto que la organización de la Bienal podrá o no incluir en el programa oficial.

Siguiendo con las gestiones iniciadas, la dirección del Institut Ramon Llull planteó al alcalde de Venecia, Massimo Cacciari, la posibilidad de que el pabellón de Cataluña pudiera ubicarse en algunas salas del Palazzo Fortuny, de propiedad municipal, con cuya dirección ya se habían mantenido conversaciones previas. El 18 de agosto, el alcalde Cacciari nos mandó su respuesta oficial: “Sarei davvero felice che alla prossima Biennale potesse esservi un padiglione catalano. Appoggerò senz’altro la sua richiesta presso la Direzione dei Musei Civici per l’uso di Palazzo Fortuny”. La utilización del Palazzo Fortuny –interesante de por sí, ciertamente, pero también por lo que significa en cuanto a la relación histórica en materia artística entre Cataluña y Venecia– tuvo que ser descartada muy pronto: las obras de restauración, necesariamente complejas, no tenían fecha clara de inicio y menos aún de finalización, y la dirección de los Museu Civici, los museos municipales, no podía asegurarnos que las salas que precisábamos pudieran ser utilizadas en junio de 2009.

El 12 de diciembre, todavía de 2007, la dirección del Institut Ramon Llull se reunió con el alcalde Cacciari, en la sede municipal de Venecia, y éste ofreció uno de los Maggazini del Salecomo pabellón de Cataluña en la Bienal. Se trata de un espacio célebre por la exposición Aperto’80 organizada por los comisarios Achille Bonito Oliva y Harald Szeemann, que marcó un punto de inflexión en la historia de la Bienal. Por otro lado, su ubicación es inmejorable: está situado detrás de la Fondazione Peggy Guggenheim y a escasos metros del nuevo emplazamiento de la conocida colección de François Pinault, que se inaugurará coincidiendo con la apertura de la Bienal en junio de 2009, en un edificio del arquitecto japonés Tadao Ando. En los Maggazini, de propiedad municipal, también se ubican los archivos de la ciudad y algunas entidades culturales, cívicas y deportivas, como la conocida embarcación deportiva Il moro di Venezia. Se trata, además, de una zona emergente, el Dorsoduro, que el Ayuntamiento pretende impulsar como núcleo artístico, situando algunas de las dependencias docentes de la Accademia di Belle Arti. Precisamente, el maggazino escogido finalmente fue el número 3, cedido en gestión por el municipio a la Accademiaveneciana.

El 15 de febrero de 2008, en el acto central del Congreso de la Associazione Italiana di Studi Catalani, que agrupa profesorado universitario, filólogos y críticos literarios, celebrado en la Università Ca’ Foscari de Venecia, el alcalde Cacciari, que presidía el acto junto al director del Institut Ramon Llull, reafirmó públicamente su apoyo a la presencia de un pabellón catalán en la Bienal y su satisfacción por que éste se ubicara en un equipamiento municipal, además de poner de relieve, en su intervención, los vínculos históricos entre nuestro país y su ciudad.

Paralelamente, el Institut Ramon Llull, siguiendo las prescripciones del “Documento de Buenas Prácticas en Museos y Centros de Arte, nombró un comité de expertos externos que elaboró las bases de la participación de Cataluña en la Bienal y que decidió, mediante concurso público internacional, cuál sería el proyecto que conformaría el pabellón catalán de la Exposición Internacional de Arte de la Bienal de Venecia 2009.

Dicho comité fue el jurado del concurso internacional y estaba integrado por Manuel Borja-Vilell, director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía(actuando en calidad de presidente del jurado), y por los vocales Ignasi Aballí, artista invitado a la exposición internacional de la Bienal de Venecia en 2007; Daniela Ferretti, conservadora jefe del Palazzo Fortuny(Venecia); Marta Gili, directora del Jeu de Paume(París); Chus Martínez, actualmente conservadora jefe del MACBA (Barcelona) y en aquel entonces directora del museo Frankfurter Kunstverein(Frankfurt); y Vicent Todolí, director de la Tate Modern(Londres). Es decir, responsables de algunos de los museos de arte contemporáneo más reconocidos de Europa, además de una representante de los Musei Civicivenecianos y del artista catalán elegido por la propia Bienal para participar en su última edición. Nombres de prestigio, con una clara mirada internacional, para decidir el camino que debía emprender nuestro pabellón. Así, el Institut Ramon Llull asumía los aspectos organizativos, logísticos y presupuestarios, y dejaba en manos de los especialistas la definición del proyecto y su contenido. El prestigio internacional del jurado, finalmente, aseguraba una de nuestras voluntades: no presentar en ningún momento una propuesta local o conservadora, sino convertirnos en uno de los referentes de la Bienal en cuanto a mostrar las líneas de trabajo del arte contemporáneo.

El 16 de mayo de 2008 se celebró la reunión de constitución del jurado en Barcelona y se empezaron a elaborar las bases que debían regir el concurso internacional, así como el marco conceptual en torno al cual los candidatos a comisario de nuestro pabellón deberían elaborar su propuesta. El 15 de julio se hicieron públicas las bases para la contratación del comisario encargado de la elaboración de la propuesta. El límite de presentación de proyectos se fijó para el 2 de septiembre. El marco conceptual que planteó el jurado fue el de las nuevas formas de relación que cuestionan el concepto de identidad en las comunidades contemporáneas a través del arte contemporáneo.

Presentació del projecte Venecia Catalunya 2009
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Josep-Lluís Carod-Rovira, Josep Bargalló, el comissari Valentín Roma, els artistes i el director de l'Institut Italià de Cultura, Fortunato Ceraso. - Nicola Mesken

El 2 de septiembre, cuando finalizó el plazo establecido, el Institut Ramon Llull había recibido propuestas de treinta y dos profesionales, algunos de ellos de forma conjunta, entrando a concurso un total de dieciocho proyectos, en su mayoría provenientes de Cataluña, aunque también de otros lugares de Europa y de América: Italia, Finlandia, Suiza, México y los Estados Unidos. El 12 de septiembre, el jurado dio por finalizada la primera fase del concurso, y solicitó a los autores de los tres proyectos finalistas que elaboraran más ampliamente la propuesta que el jurado tenía que valorar. Continuando con el calendario previsto, el 26 de septiembre tuvo lugar en Barcelona la entrevista personal de los autores de las tres propuestas finalistas con el jurado, que, finalmente, decidió su veredicto por unanimidad, hecho público el 1 de octubre.

El ganador del concurso fue el comisario Valentín Roma, quien había presentado la propuesta titulada La comunidad inconfesable. El proyecto de Roma incluye Archivo postcapital, un proyecto multimedia de unos 250.000 documentos concebido por Daniel G. Andújar/Technologies To The People; el Archivo F.X., un fondo de imágenes fotográficas y cinematográficas sobre la iconoclastia anticlerical impulsado por Pedro G. Romero, y una selección de trabajos de Sitesize, una plataforma formada por Elvira Pujol y Joan Vila-Puig que explora el territorio del análisis social en el área metropolitana de Barcelona. El jurado justificó la elección de este proyecto “por la afinidad conceptual con la filosofía de las bases, por la viabilidad de la realización de la producción y por considerar que la publicación aporta contenidos teóricos y críticos que dan sentido a las prácticas artísticas contemporáneas en Cataluña”. El proyecto presentaba, como un todo, tres líneas de acción: una propuesta expositiva, una publicación y una página web.

Valentín Roma, profesor de escuelas de creación artística (Elisava, Mecad y Esdi) y con un amplio recorrido como comisario, ha trabajado en instituciones nacionales e internacionales y ha publicado multitud de textos en catálogos y revistas especializadas. Sin lugar a dudas, su elección como comisario del pabellón de Cataluña en la Bienal de Venecia 2009 significa un reconocimiento a su trayectoria, pero, fundamentalmente, ofrece la posibilidad de presentar un proceso reflexivo, la incardinación de planteamientos teóricos –filosóficos, políticos, sociológicos...– con la práctica creativa. Es decir, aquella voluntad nuestra de formular nuevas tendencias, de plantear el pabellón catalán como un espacio de debate.
El 3 de noviembre, tal y como especificaban las bases del concurso, Valentín Roma presentó en el Institut Ramon Llull la propuesta ejecutiva de su proyecto, que formó parte de la solicitud oficial para la participación en la Bienal de Venecia, que normativamente debía ser presentada a principios de diciembre. Cerrando todo el proceso, el 18 de diciembre de 2008 el Institut Ramon Llull recibía la confirmación de la aceptación del proyecto para su inclusión dentro del programa oficial de la Exposición Internacional de Arte de la Bienal de Venecia 2009.

A partir de aquí, la maquinaria se pone en marcha: el comisario Valentín Roma cierra su proyecto, tanto en lo referente al espacio expositivo como al libro-catálogo, diseñado por Nieves y Mario Berenguer a partir de una reflexión multidisciplinar sobre el ensayo La comunidad inconfesable, el libro del escritor francés Maurice Blanchot, que dio pie al proyecto, y su presentación, en torno al trabajo de los artistas que han sido seleccionados. Para desarrollar la parte expositiva, el Institut Ramon Llull, productor y responsable de todo el proyecto, ha confiado en el MACBA, que se encargará de la producción ejecutiva de la exposición. También han colaborado activamente en el desarrollo de los proyectos participantes instituciones del prestigio de la Württembergischer Kunstverein de Stuttgart y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía; entidades como el Ateneu Enciclopèdic Popular de Barcelona (AEP) y HANGAR, y colectivos como ZEMOS98 y Estudio Columpio. Del mismo modo, la distribución de la publicación se ha confiado a ACTAR, que será también coeditor de la misma.
Venezia, Catalunya. 2009. La comunidad inconfesable plantea la idea de lo comunitario a partir de dos territorios: el territorio del arte y el territorio que es Cataluña. La comunidad de dos territorios en tensión. La tensión de la creatividad en proceso.

Venecia-Cataluña, una relación secular, como puso de relieve –una vez más– el doctor Patrizio Rigobon, profesor de la Università Ca’ Foscari de Veneciay presidente de la Associazione Italiana di Studi Catalani, a principios del mes de noviembre del año pasado, en Mallorca, durante la inauguración del curso académico de los estudios en lengua catalana en el exterior, que organizó el Institut Ramon Llull y la Xarxa Vives d’Universitats. Rigobon, que recientemente ha traducido al italiano el Consolatio Venetorum de Ramon Llull, pronunció la lección inaugural, “Ramon Llull, Venècia, Gènova i la Mediterrània”, y nos recordó las tensiones de esta comunidad que es el Mediterráneo, y el peso que en él tenían venecianos, genoveses y catalanes.

Ramon Llull, Cataluña, Venecia... una relación que arranca en el siglo xiii.

Josep Bargalló Valls, director del IRL